19/7/08

TU MADRE SABE MEJOR

-De ninguna manera van a servir cerveza en tu fiesta -dice Sofía.
-Pero en todas las fiestas sirven cerveza, mami -dice Lola.
-Es una fiesta de trece años -dice Sofía.
-Pero van a venir chicos de quince -dice Lola-. Tengo un montón de amigos de quince.
-¿Y qué? -pregunta Sofía.
-¿No entiendes? -dice Lola-. Todos los chicos de quince toman cerveza. Todos.
-Mala suerte -dice Sofía-. En la fiesta de mi hija de trece años no se va a servir cerveza. Yo no lo voy a permitir.
-Dicen que está bueno ir al Escorial -dice Martín.
-Me da fiaca -dice Inés-. Todos los monumentos son iguales.
-Eres una pancha -dice Martín-. ¿Adónde querés ir?
-Llévame a H y M, dale -dice Inés.
-Pero ya fuimos ayer y nos quedamos horas, mami -dice Martín.
-Sí, pero no compré un cinturón colorado que me encantó -dice Inés.
-¿Cuánto costaba? -dice Martín.
-Quince euros -dice Inés.
-Bueno, vamos, pero lo comprás con tu plata -dice Martín.
-¿Y después me podés llevar allí frente al palacio Real para que la china me haga otro masaje? -pregunta Inés.
-Es un quemo que te hagan masajes en una plaza enfrente de todo el mundo -dice Martín.
-Es que no sabés cómo tengo la espalda toda contracturada -dice Inés-. Debo haber dormido en una mala posición.
-Siempre dormís en una mala posición -dice Martín.
-¿Vas a venir por el día del padre, amor? -pregunta mi madre.
-No, mamá, me voy a quedar en Miami -digo.
-Pero ¿cómo vas a estar lejos de tus hijas el día del padre?
-Ya lo celebramos el domingo pasado.
-Pero tienes que estar con ellas este domingo, si no vienes se van a quedar desconcertadas.
-¿Tú crees?
-Sí, claro, tienes que venir, si no tus hijas se van a quedar traumadas.
-Pero no es tan importante, mamá, ellas saben que las quiero, no tengo que ir a Lima para demostrarles que las quiero.
-¿Cómo te vas a quedar solito por el día del padre? ¿Quieres que vaya hasta allá para traerte?
-No, mamá, mil gracias.
-Mira que si me lo pides, yo voy feliz.
-No, gracias, qué amor.
-Y no te preocupes, que yo me pago mi pasaje y si quieres el tuyo también.
-Mi papi me ha dicho que me da permiso para que sirvan cerveza -dice Lola.
-No me importa lo que él diga, acá la que decido soy yo -dice Sofía.
-No es justo, tú no vas a pagar la fiesta, la paga mi papi -dice Lola.
-La pagará tu papá, pero él no sabe cómo son las fiestas -dice Sofía.
-Tú tampoco sabes -dice Lola.
-Yo sí sé -dice Sofía-. Yo iba a fiestas cuando tenía tu edad y nadie tomaba cerveza.
-Eso era hace treinta años, mamá -dice Lola-. Ahora las cosas han cambiado.
-No quiero que en la fiesta de mi hija haya chicos borrachos vomitando -dice Sofía.
-Nadie va a vomitar, mamá -dice Lola.
-¿No sabes que hay una cosa que se llama “coma alcohólico”? -dice Sofía-. La gente se muere por tomar.
-¿Y entonces por qué tomas? -pregunta Lola.
-Yo sólo tomo socialmente -dice Sofía.
-Ja -dice Lola-. Socialmente. Todos los fines de semana llegas oliendo a trago.
-No me faltes el respeto -dice Sofía-. Soy tu madre. Y soy mayor de edad.
-¿Y a los mayores de edad no les da coma alcohólico? -pregunta Lola.
-No camines tan rápido -dice Inés.
-Pero vas como una tortuga a uno por hora -dice Martín.
-Yo camino normal, vos caminás demasiado rápido, no sé por qué andás tan apurado si estamos de vacaciones -dice Inés.
-Porque tenemos que ir al Prado y después a Atocha para comprar el tren a Sevilla y a este paso de tortuga no vas a conocer nada -dice Martín.
-No quiero conocer nada -dice Inés-. Lo que quiero es ir al café Oriente a tomarme un gazpacho.
-Está bueno ese café -dice Martín.
-Lo malo que es tan caro -dice Inés-. Diez euros un gazpacho. ¿Cuánto es eso en pesos?
-¿No podés hacer vos el cambio? -dice Martín.
-Es que me olvido -dice Inés.
-Cincuenta pesos -dice Martín.
-No puedo creer lo caro que es todo acá -dice Inés.
-¿Entonces no vamos al Prado? -dice Martín.
-No, mejor no, necesito sentarme y tomar algo -dice Inés-. Además los museos son todos iguales.
-Y los gazpachos también -dice Martín.
-No, el del café Oriente es el mejor del mundo -dice Inés.
-¿Le estás haciendo caso a la doctora? -pregunta mi madre.
-No del todo -digo.
-Tienes que hacerle caso en todo, amor.
-No puedo. Me ha dicho que duerma desnudo.
-¿Eso te ha dicho?
-Tal cual. Dice que ella duerme desnuda. Y que es absurdo que en Miami duerma tan abrigado.
-Bueno, si la doctora, que es una eminencia, te recomienda eso, por algo será, hazle caso.
-Traté, pero no pude.
-¿No pudiste dormir, amor?
-Me quedé dormido, pero me despertaba a cada rato con pesadillas.
-Mi Jaimín, no sabes cuánto me preocupa tu salud.
-Tuve las pesadillas más horribles. Sólo aguanté dos horas y me vestí.
-¿Y te pusiste medias?
-Sí.
-Pero, mi amor, es Miami, cómo puedes dormir con medias, es algo contranatura.
-Todo en mi vida es contranatura, mamá.
-¿Tú tomas cerveza? -pregunta Sofía.
-Obviamente no, mamá -dice Lola.
-Entonces no tiene sentido que sirvan cerveza -dice Sofía-. Yo a los trece tampoco tomaba cerveza.
-Por eso eres una traumada -dice Lola.
-No me hables así -dice Sofía-. No es normal que los menores de edad tomen cerveza.
-Mi papá dice que sí -dice Lola.
-Tu papá no sabe lo que es normal -dice Sofía.
-¿O sea que mi papá es anormal? -dice Lola.
-Yo no he dicho eso -dice Sofía.
-Sí lo has dicho -dice Lola.
-Lo que he dicho es que lo normal es que los mayores tomen cerveza y los menores no -dice Sofía.
-Pero mi papá es mayor y no toma cerveza -dice Lola.
-Eso es anormal -dice Sofía.
-Le voy a decir a la masajista que sólo puedo darle quince euros, veinte es mucho -dice Inés.
-No podés regatearle el precio, todas esas chinas son de una mafia filipina, después sale el jefe y nos caga a pedos -dice Martín.
-Lo que más extraño es el verde -dice Inés-. Me enferma tanto cemento, tanto concreto.
-Estamos en Madrid, mami -dice Martín-. ¿Qué querés?
-No sé, pero en Buenos Aires hay más verde -dice Inés.
-Y sí -dice Martín.
-No puedo creer que tu papá venía a Europa a ver partidos de rugby y nunca me trajo -dice Inés.
-Te prohíbo que hables de papá -dice Martín.
-Tu abuela dice que Mili llora toda la noche -dice Inés-. Se ve que me extraña.
-Que le dé un alplaz y que no joda -dice Martín.
-La próxima vez la traigo, no sabés cómo la extraño -dice Inés.
-¿Sabés lo que cuesta viajar con una perra? -dice Martín.
-Entonces no viajo más -dice Inés-. No puedo dejarla a Mili.
-¿Preferís estar con esa perra histérica que con tu hijo en Madrid? -dice Martín.
-Lo que me gustaría es estar los tres juntos en el café Oriente -dice Inés-. ¿Sabés lo que le gustaría a Mili el tostón de cerdo?
-¿Te llevaste a Miami la foto de tu papi que te regalé enmarcada? -pregunta mi madre.
-Sí, mamá -digo.
-¿La has puesto en tu mesa de noche?
-No, mamá.
-¿Dónde la has puesto? ¿No la habrás dejado en Lima?
-La tengo en el clóset.
-¿Por qué en el clóset, amor?
-No sé. No puedo verla.
-Pero si tu papi sale lindo, sonriendo.
-Sí. Pero cuando veo la foto me da miedo.
-Pero tu papi está en el cielo y te quiere, mi amor.
-Puede ser. Pero cuando tengo pesadillas siempre aparece él.
-Pon la foto de tu papi en tu mesa de noche y vas a ver que se terminan las pesadillas, amor.
-No puedo, mamá. No puedo.

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